Ir al contenido principal

El precio de querer ir "en cabeza"

Hace poco salió a la luz que el neurocirujano italiano Sergio Canavero tenía intención de realizar en contra de las recomendaciones de los organismos de regulación el primer transplante de cabeza (realmente se habla de un transplante de cuerpo, ya que la cabeza es la parte que recibe un injerto de un paciente en muerte cerebral) en seres humanos. Es una noticia que por el simple hecho de implantar todo un cuerpo a otra persona ya causa recelo ante tamaño reto.

El científico  que lleva abogando por la realización de esta técnica desde hace años, incluso publicando los resultados de un transplante de cuerpo en rata que obtuvo respuesta a estimulos durante 36 horas, ha decidido dar el salto a humanos en 2017.

Esta decisión la ha tomado en base a los resultados de un "estudio", del cual ha publicado imágenes en el portal New Scientist, como aval a las declaraciones firmes de pasar a la fase en humanos. En ellas, no solo asegura haber conseguido la viabilidad de los sujeto, sino que a las 3-4 semanas han recuperado parcialmente la movilidad de los miembros (realizado en ratas). Posteriormente en este año ha descrito parte de estos estudios en NCS neuroscience y Neural Regeneration Research, donde no se aclaran todos los untos que expuso públicamente en New Scientist ni en sus declaraciones a los medios, si bien describen algunas de las técnicas que describe, como la unión de la sección medular con polietilenglicol o las técnicas para preservar el tejido cerebral.

Sin embargo, es más que controvertido que esos estudios sean suficientes para sustentar que el transplante de cabeza en humanos es posible, y desde luego no se ha realizado una experiencia suficiente para asegurar el buen término de esta empresa. Sin embargo, según declara el neurocirujano, parece ser que ya hay un candidato y un equipo que estaría dispuesto a realizarlo.

El buen prestigio de la ciencia, especialmente de las ciencias de la salud, ha sido cuestionado y no sin razón durante la mayor parte de la historia de la ciencia biomédica. Desde la disección de animales vivos en la antiguedad, pasando por el oscurantismo de la ciencia en la edad media y con ejemplos muy recientes como los estudios en campos de concentración de la alemania Nazi o el recientemente sancionado estudio de la Sífilis en población de color en los EEUU entre 1930 y 1970, han desacreditado a la ciencia y su proceder. Sin embargo en los últimos tiempos la legislación, la transparencia y la regulación por los organismos responsables ha asegurado que se cumplen los mínimos éticos y de seguridad necesarios. Esperemos que el proceder del Doctor Sergio Canavero, por muy sólidos que puedan ser sus estudios previos, no acabe siendo otra mancha para la ética y el buen hacer de la comunidad científica y médica.

Comentarios